El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde
Gabriel Miró
Sabemos que el ingreso en la escuela infantil, supone un cambio muy importante para el niño, “normalmente” es la primera vez que se separa de su familia, sale de su hogar para pasar a un espacio totalmente desconocido, con adultos desconocidos y con otros niños.
La llegada de un hermanito o de una hermanita es un acontecimiento que comporta una gran alegría y unos enormes cambios. La vida de la familia se trastorna por completo, debido al cambio del ritmo de vida impuesto por el recién llegado y es normal que sea precisamente el hijo mayor el que se resienta en mayor medida de esta novedad.
“Sonia espera para pagar en la cola del supermercado. En el carrito de la compra está sentado su hijo Carlitos, un angelito de tres años. Junto a la caja registradora hay un panel del que cuelgan enormes bolsas de gominolas. Como están ahí para que Carlitos las vea, las ve. “Mamá quiero”, dice Carlitos señalando la más grande de las enormes bolsas. “No, hijo, ya te has comido una piruleta esta tarde, en cuanto lleguemos a casa vamos a cenar”. Carlitos repite: “mamá quiero, quiero, quiero...”.
El control de esfínteres, en un principio no es algo que dependa del deseo del niño, ni tampoco de un “adiestramiento” llevado a cabo por los adultos. El control es un logro, una conquista que debe realizar el propio niño.
Silvia Giao, directora de Cenit, mantiene su propio blog en yodona.com, donde escribe artículos sobre educación infantil.